Llevo varios años sepultando a los seres mas queridos que he tenido en mi vida, duele hasta el último rincón de tu cuerpo, bloqueas tus sentimientos y no dan ganas de seguir viviendo, todas las angustias se te vienen de golpe y te noquean, yo estoy clara que el proceso de sanación está en uno, estoy convencida que mi fuerza es mi valor y siempre me acompaña el dicho “me subo por el palo que me pega”, pero la cuesta cada vez se me pone mas difícil. Mi familia y amigos saben que he superado situaciones complejas de mi vida y me ven como una mujer íntegra, con experiencia y opinión, alegre y optimista, siempre están a mi lado y me angustia el que siempre estén pendientes de mi o se preocupen, creo que es por ellos que salgo adelante y continuo viviendo.
Estuve unas semanas sola en un país vecino, en un pueblito recóndito y mágico en donde pude botar el llanto acumulado por años, en donde pude reencontrarme y replantearme la vida con penas y alegrías, es lo que me ha tocado vivir y seguiré luchando por cumplir algún día mis sueños.
Al regreso me fui con mi bicicleta, al sur de mi país, con Akiles mi perro y mis amigos mas cercanos. Todos los días al amanecer hacía siete kilómetros en bicicleta, con mi iPod y la música de Vangelis y Enigma, después venían unos desayunos apoteósicos, leer los diarios, ir a la playa, la parrilla, para terminar viendo la puesta del sol, acompañada de una buena copa de vino entre brazos de esperanzas a la orilla del mar.
Y a diario seguiré lavando las heridas de mi corazón y alma, las cicatrizo con amor del bueno, de ese que siempre a estado presente, seguiré luchando y soñando, viviré esta vida con lo que tenga que suceder, porque a pesar de todo vale la pena vivirla en plenitud, sólo deseo no tener que vivirla jamás en soledad...
