El tiempo ha quedado atrapado en la nube de smog esta mañana. La brisa seca y precisa, apenas mueve las hojas del gomero, a un lado de la ventana.
Al frente las Torres de Tajamar despiertan abriendo sus párpados americanos uno a uno.
ICARO prepara su vuelo sin decir nada. Chaqueta roja, bien peinado, delgado y alto, casi rutinario. Mis ojos pegados en el cristal del ventanal piso quince, no pueden sino observar su silueta inmóvil como una roca.
Quiero gritar, golpeo los cristales, impotencia, llanto…la Virgen desde el Cerro San Cristóbal con su índice en la boca, me hace callar.
Y allá va… pataleando como arrepentido.
Pero ya es tarde…