domingo, diciembre 27, 2009

CAPITAN CHILE


Cristán Díaz lanza la compilación de su historieta "Capitán Chile". Es una mezcla del Chapulin Colorado con Superman. El Capitán Chile tiene superpoderes, pero también sufre todos los problemas de un chileno típico, líos con el trabajo, con la polola, con los amigos, con la política, con la cultura. Su disfraz incluye los colores de la bandera chilena, el justiciero vuela y tiene fuerza sobrehumana, realiza sus hazañas en los cerros del puerto de Valparaíso y cuando los carabineros lo necesitan deben dejarle recados en el teléfono de un vecino. 
En los episodios de este cómic hay parodias y homenajes a historietas clásicas, pero al mismo tiempo hay chistes pensados para los que son menos fantasiosos y más informados y que tienen una postura crítica frente a la realidad.
Este es el verdadero justiciero sobrehumano, hundido en un país subdesarrollado. 

sábado, diciembre 12, 2009

THE END (NUNTUCKET) en donde quiera que estés...te llevo en mis recuerdos...



Hoy no hubo atardecer.

El sol se saltó el ocaso.
(Se lo pasó por el culo)
De pronto todo oscureció.
Tropecé buscando mantenerme.
(Puta la silla)
Cualquier esperanza me servía.
Pero no había nada.
(Excepto el maldito silencio)
Ya el sitio no era el sitio.
El lugar no era el lugar.
(Estúpidamente perdido)
En ninguna parte,
abrí los brazos.
(Nunca fui muy listo)
Encontrar algo.
Cualquier esperanza.
(Nada había)


Ocurre que ya estoy cansado. Muy cansado. Han pasado tantos años.
Ya tengo mi cuota de fracasos en la espalda.
Hay gente que la pasa peor. Pero a mi eso no me importa. Me cago en los demás.
Y el fracaso desgasta tanto los brazos que las manos terminan por caerse.
Y el egoísmo va dando palos duros en el cuello. Tanto que la cabeza termina en el piso.
Y los ojos miran a ningún sitio. Alguien le apaga la luz a todos los caminos que se andan.


Y a veces duele la cabeza porque la conciencia no se muere nunca. Y todo el tiempo es igual porque los hijos no olvidan. Los bancos no olvidan. Las mujeres tampoco olvidan. Y yo si olvido. Pero no tengo que hacerlo.


Y las esperanzas –que son como lucecitas en el horizonte- comienzan a alejarse a medida que uno se les acerca. Porque ya me conocen y saben que no soy de fiar.


Cómo no cansarse y si la cosa no termina nunca.
Ocurre que ya estoy cansado. Muy cansado. Han pasado tantos años.
Ya es suficiente. Nada más.
Por favor. No sigamos.
¿Dónde está el enchufe del mundo?
Yo lo desconecto.


¿Dónde dejé mi cinturón?
Dame una mano.
No debiste venir.
Lo que encuentres es tuyo.
Todo. Nada. De verdad.
Es que no hay nada.
Escribe una carta por mi.
Fírmala con mi nombre.
Y vete. Sal de la casa.
Te harán preguntas.
Y no es tu culpa.
Créeme. No bromeo.
No te gustará ver esto.

En serio.

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