Me extiendo en mil aves... unas suaves que leen, otras desorientadas que se confundieron en los cielos, otras iracundas que abandonaron sus tintes junto al papel, otras que volaron invisibles sobre ti, y otras que tan sólo besaron tus estrellas. Y para todas ellas reclamo tus besos en este manto nocturno donde se posan los sueños.
Y no me conformo con sólo rozar tu frente con el aire de mi nombre, aunque sé que sólo somos fragmentos que se van uniendo en la memoria-recuerdo y el vértigo de un presente que por momentos nos acorrala, que las esquirlas aun agujerean tu pecho y tus ojos insistan que ángulo la luz debe adoptar.
Agradezco la presencia y agradezco la ausencia, no importa si se quiebra la luz por el ángulo en que está o el corazón o se quiebran las preguntas de tanto silencio, los despojos, los gozos, los contactos esporádicos con o sin cuerpos visibles, los encuentros o desencuentros y aunque respiramos seguimos callando, agradezco el silencio que hace tan bella la ausencia y la luz, hasta que sólo quede la gratitud de dos ausentes que alguna vez se amaron.
Amantes-ausentes, a destiempo y una oscuridad que hoy pesa…y pesa… y se retuerce las manos sin ninguna estrella…
