miércoles, junio 20, 2007
Icono Pop Frida Kahlo
Han existido grandes artistas, los más intensos y creativos, los que perduran en el tiempo, los que encarnan el espíritu de una época, entonces sin lugar a dudas Frida Kahlo ocupa el primer lugar y bate records, a sus cien años de nacimiento la imagen de esta pintora aparece como gancho de venta para todo tipo de chucherías, su imagen es demasiado potente y sin duda vigente, ella ya es una marca.
Frida que pintaba a escondidas autorretratos uno tras otro intentando redimir sus penas, tratando de hacer desaparecer el aburrimiento que le provocaba la postración, se convirtió en una transgresora valiente y feroz utilizando fantasías oníricas y surrealistas, como también cultivando el estilo inspirado en el arte popular de su país México.
Hoy su rostro, vende la salvación de un mártir de su tiempo, que ahora con la liberación femenina, el capitalismo desatado y la bendita globalización nos permite ubicarla como una santa en botellas de tequila, muñecas, ropa juvenil Diesel, zapatillas Converse y prendas de vestir de marcas transnacionales, además en julio saldrá a circulación una serie de billetes con la imagen de ella y Rivera su esposo. Ella ya está en museos y malls.
Mujer mitad europea mitad latina que se atavía homenajeando a los pueblos indígenas, mostrando lo femenino como algo misterioso, encerrado, torturado, quizás potencialmente nocivo al “efecto vidriero”, donde sus autorretratos aparecen asociados a la liberación de todos esos tabúes – el sexual en primer lugar- anexado al ingrediente exótico, se ha configurado en todo un “descubrimiento” que la sociedad de masas simplemente no podía dejar pasar.
La imagen de Frida sea en un corsé europeo de 1500 euros o en miles de reproducciones que se venden en todo el mundo, sigue siendo una potencial puerta de entrada a la fuerza e intensidad de una creadora que, ni más ni menos, fue capaz de crear un mundo con leyes propias, originales y reconocibles teniendo a mano poco más que un espejo al lado de su cama y que murió sin imaginar que la vida que ella vivió la convertiría en un símbolo de liberación, en una época que el arte no es mucho más que una de las ramas del motor troncal de la sociedad occidental: el consumo.
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