Es posible leer la inscripción en una placa metálica ubicada en el balancín de la Plaza Inés de Suárez en Providencia: "Juego apto para niños de máximo de 12 años". Humberto, a sus 72 años hace caso omiso de este aviso. Cierra los ojos y se balancea. Sueña con algún día salir proyectado por los aires, escapando del mundo que lo envejece año a año.